domingo, 28 de septiembre de 2008

Lluvia


No he llorado ningún día, pero en una ocasión quise hacerlo. Pero mis lágrimas no staban donde yo quería. Miraban un escaparate colorido y detrás estaba el día gris al que no querían hacer caso.
Me advirtieron que confundiría la lluvia con las lágrimas que me dejé en una parte. Y no sentí la necesidad de observarlas ni de pensar en ellas.
Quizá el día a día me mantiene más ocupada de lo que los domingos me mantienen.
Hoy se levantó el día con lluvia, y el domingo no ha dejado de ser el triste domingo de siempre, pero mis lágrimas estaban de paseo.

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