domingo, 25 de noviembre de 2012

El fin del aire libre

Disculpad que no haya dado señales de vida en algún tiempo. Estoy demasiado ocupada huyendo. Hace unas semanas se empezó a acabar el mundo como lo conocíamos. El gobierno se ha vuelto corrupto. Ha destruido todo lo que existía. Le dio futuro a los suyos y a los demás nos ha recluido en el ostracismo. Eso aunque malo hubiera sido suficiente. Pero hace unas semanas, una noche respiré el aire por última vez. Estaba durmiendo y de repente se hizo de día. Una bomba iluminó la noche, me despertó del sueño, y ya no pude volver a mirar por la ventana.

Nos estaban bombardeando. El blanco eran sobre todo jóvenes y mayores. Personas en paro y personas jubiladas. Ellos decían los despojos de la sociedad. Gente que ya no aportábamos nada para su propio beneficio económico. Hablaban de superpoblación. Población destructiva.

Nosotros claro, opinamos que somos más bien población destruida. Un par de personas empezaron a ayudarnos a huir. Siento que esto es como una forma nueva de nazismo. Somos como judíos huyendo. Y tarde o temprano moriremos. Porque vivimos en las cloacas, escondidos. Construyendo un mundo sin dinero y sin garantías, debajo de un mundo cambiado, y destruido por quien estaba llamado a construir.

Pronto llegará la fecha en la que los mayas pronosticaron un cambio de era, o un fin del mundo. Ambas ideas y esa fecha, a día de hoy, me parece una fecha magnífica en la que creer. Porque por lo demás, no creemos más que en nuestra propia desgracia, una vez que te impiden respirar un poco de aire fresco, al aire libre.