martes, 10 de abril de 2012

Body, Mind and Soul

No quiero hablar por mí. Le cedo la palabra a mi cuerpo.
Siempre he pensado que él hablaba mejor.
Desde pequeña he fruncido el ceño, ahora me da el sol, y se me quedan esas rayitas sin teñir.
También he saltado de rabia por no poder atarme los cordones como una niña normal.
He girado sobre mí misma si algo me gustaba.
Y he escupido lo que no.
He llorado para lo bueno, y para lo malo.
Sí, también he llorado con esas películas malas que tienes en tu cabeza.
Y con más cosas que no voy a reconocer.
He levantado la mano para reconocer mi sabiduría.
Y mi ignorancia también.
Cuando empecé a sentir amor, no me hizo falta verbalizarlo.
Cuando encontré en el baile una forma de expresión, me dejé la piel en el terreno. Literalmente.

Pero entonces dejé el cuerpo por la voz.
Empecé a cantar. El Blues en Jam Session en la ciudad noruega de Bergen, me llevaron al Gospel en Madrid.

Y de la canción, a la parte más sublime de la voz: la palabra.

He dejado al cuerpo encerrado en una pecera de radio.

Pero es tan impetuoso que está llevando más lejos de lo que yo pensaba las palabras, la voz.

Cuerpo, mente y alma. Empujan muy fuerte a las palabras. Que hablaron desde hace algunos años aquí, en este blog por encima del arcoiris.

1 comentario:

david dijo...

Cuerpo, mente y alma, tres fuerzas tremendamente elásticas, de una capacidad de aguante y esfuerzo en ocasiones sorprendente. La esencia de cada uno de nosotros