viernes, 27 de abril de 2012

Lágrimas de ayer

Unas lágrimas secas encontré en mi bolsillo.
Las miré durante un tiempo suficiente, para arrepentirme de haberlas recogido.
No debían estar aquí.
Pensé haberme deshecho de las lágrimas que realmente no merecían haber conocido el mundo.
Inofensivas e indefensas.
Derramadas demasiado tiempo y en vano.
En un paraíso extraño que aún no comprendían.
Trajeron de nuevo el miedo y la duda.
Las oportunidades de los errores repensados.
Y el riesgo de volver a equivocarnos.
Aunque las lágrimas secas se parten en trozos cuando salen de nuevo.
Ya nunca se llora igual cuando parecen oler el mismo plato.
De vez en cuando guardo las lágrimas, para encontrarlas en los bolsillos.
En otro momento.
Con otro humor.
Y otra fuerza.

Las miré durante un tiempo suficiente, decía.
Al arrepentirme hice lo correcto.
Las tiré por detrás de mis pasos.

No quisiera andar de nuevo por lágrimas quebradas.
Quizá en otro momento.
Con otro humor.
Y otra fuerza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En la vida hay muchos momentos que hacen derramar lágrimas, pero es mejor no gastar más de las necesarias, aunque no todas las veces sea fácil. Dejarlas atrás y mirar hacia el frente, con los ojos despejados siempre es una buena opción