lunes, 11 de julio de 2011

Un libro pequeño

Me encantan los libros delgados. No discrimino 500 páginas. Pero me gusta más agarrar con firmeza uno de 140. Casi nos podemos creer que en muchas menos hojas nos van a contar mucho más, que el autor no tendrá tanto espacio para divagar, y que además le hará un favor a la naturaleza, no desperdiciando tantas hojas para tan a veces dudosa calidad.
Me canso de bestsellers y de historias repetitivas, de análisis sin visión, y de experiencias personales demasiado generalizadas. Puede que me sienta atraída por la delgadez de una hoja, en mi ilusión a que los libros pequeños, tengan mucho más que aportar, y menos tiempo que ocuparme, para que lo bueno se genere rápido, y lo malo se acabe con la misma agilidad.

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