lunes, 24 de enero de 2011

Crear una mujer


La mujer de mi cabeza es de apariencia frágil hasta que pronuncia una palabra. Camina con paso seguro sin mirar hacia abajo. Una mujer que recoge la esencia de los momentos en todas sus experiencias. Una mujer que aprende constantemente a hacer todo mejor de lo que ya lo hace. Trabajadora. Provocadora. Excitante.

Su pelo ondea con el viento, en sincronía. Puede llevar una falda, unos pantalones, un talle alto o toda la atención en las caderas. Ya no enseña apenas su escote. Eso ha pasado a las princesas del pueblo. Ella es urbana. Y sabe cómo pisar en las rejillas del metro en el suelo.

Se desvive por todo lo que hace y le da igual despeinarse. Le influyen todas las décadas de la moda, mezcla lo griego con lo oriental, lo femenino con lo andrógino, juega a los contrastes.

Es una chica funcional y básica, aunque en las ocasiones especiales pretende ser la más estrambótica. Profundiza su mirada y milloniza las pestañas. Su carmín es rojo, en muchas ocasiones igual que los zapatos.

Confundirá a la gente cuando vean que su calzado no respeta ninguna línea. Cuando vean que su actitud y versátilidad es mucha más de la que cabía esperar.

Le encanta que la miren y que debajo del pie de foto, todos coincidan, brilla tanto que eres incapaz de ver con claridad quién es realmente.

1 comentario:

Ange dijo...

Me gusta leerte y verte debajo de esta fantástica descripción.