jueves, 12 de enero de 2012

Una copa de Blues


Disculpa que interrumpa tu tranquilidad. Solo pasaba por aquí, con un vestido negro de algodón ceñido. Disculpa que mis curvas perturben tu mirada. Lo cierto es que me encanta notar que mis rodillas no pasan desapercibidas.

Perdona también que baje la mirada para después clavarte mis ojos en los tuyos. Es una pausa suficiente, para prepararte para después, cuando coja el micrófono con la calma que acariciaría tu nuca, si te tuviese demasiado cerca.

No es premeditado, pero las letras de esta canción me servirán para seducirte, porque empezaré a contarte mi historia despacio, susurrando, y cuando te despistes, seré la furia más sexy de este bar.

Tan potente como el carmín rojo de mis labios, que solo se pierde en tus besos.

Mis caderas acompañarán este blues, mientras las letras de mis sueños te encuentran en otro lugar, bailando en la cuna de la intensidad, como esta copa de ron de la que no bebo.

Quiero estar sobria para verte, y cantarte la siguiente canción. Cuando el concierto termine, no seré tan discreta.



3 comentarios:

david dijo...

Muy buen texto, sabes contar cosas y sabes cómo hacerlo. Y mola la foto del acantilado, por cierto

Jorge García Torrego dijo...

Ups! acabo de encontrarte y, después de haber leído el relato, me alegro de haberlo hecho. :D

Barbara dijo...

Puedes escuchar la versión audio aquí!
http://podcast3125273864.podomatic.com/entry/2012-01-29T16_55_25-08_00