martes, 22 de marzo de 2011

Y yo con estos pelos

Hoy es un día de esos es los que me he puesto unos tacones de los años 20, el maquillaje de los maquilladores, y unos bucles muy graciosos que se pelean por escapar en mis sienes.
Un día como esos no lo tengo todos los días.
Primero porque es el primer día que me he puesto como pretendiendo algo sin pretenderlo, y segundo porque si me lo hubiera pensado dos veces nunca habría dejado secar mi nuevo pelo capeado a la suerte del viento.
Pero hoy, debe ser por la primavera, me ha parecido apropiado que mi bolso no conjunte con los zapatos, que mis rizos parezcan despeinados, que mis labios sean naranjas, color que nunca uso, y que me haya puesto un abrigo de esos que me regala mi abuela en fin de año.
Y todo porque sí.
Porque el día ya empezaba gracioso. He despertado con un buen café, que se convierte en el ritual de mis mañanas. El cartero ha venido a traerme un libro que tenía muchas ganas de leer: W de Wikileaks, sobre el fenómeno de Julian Assange, hombre por el que me siento realmente atraída desde que dijo "disfruto machacando bastardos."
Después frente a todo pronóstico me he enfrentado a una entrevista en la que en vez de preguntarme más bien entrevistaba yo, y entonces he quedado descolocada para el resto de minutos en que le di vueltas.
Ahora aunque me siente, mis ojos no descansan, intentando hacer terrorífico un cartel de película, con tonos mostazas, como mi bolso y como dentro de unas horas, cuando tenga que irme corriendo con el mismo color por cielo y yo, con estos pelos.

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