martes, 22 de enero de 2013

El olor de la piel

Me pregunto si tu piel seguirá oliendo igual cuando deje de inspirar con los ojos cerrados. Igual un día ya no huele igual. O deja de oler. Hace tiempo que no me llegan las yemas de los dedos para tocarla. O quizá tú estás más lejos. Me conformo con el aire y el dibujo que consigo cuando miro hacia donde solías estar tú. Me pregunto eso y si sabré vivir de una manera diferente a como la tenía planeada.

Hoy siento el aire cuando camino. Antes me protegías de él. Mi mano no necesitaba los guantes que me compré anteayer. Y mi corazón no estaba haciendo tantas salidas nocturnas a la puerta de tu casa. He insistido mucho en que olvide y sepa quererte en la distancia, pero ¿qué poder tengo yo sobre lo que me da la vida a mí?

Ahora parece que el cielo se cae cada vez que salgo del trabajo, como otro día de fracaso, por no saber estar bien, o por no saber volver al punto de inicio donde estaba cuando aún no te conocía. Las gotas de lluvia mojan con mal humor, se pegan al cristal de las gafas, y pretenden que cambie de opinión.

Que tú no eres nadie. Que no me quieres y que no te preocupas por lo que pueda pasarme. Que el olor no es nada, si no puedo tocarte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bonito post, Bab!