La radio sigue sonando.
Las noticias se siguen sucediendo.
Y nuestra cabeza, que nunca desconecta, planea nuevas formas de que nunca se acabe el sonido.
Si no es la radio será la música, y si no es ninguna de las dos, habrá que inventarlo.
Porque conozco gente que no sabe si podrá hacer otra cosa.
No vamos a tener pensión.
Somos de esta generación que llaman perdida. Tardamos en cotizar, y total, para nada, porque sabemos que viviremos de alquiler, nuestros padres, serán abuelos y padres de nuevo, y moriremos trabajando.
No sé cuál será, pero moriremos.
Y yo quiero que sea haciendo algo que me quite la vida porque no he podido parar de disfrutar. Mientras pienso cómo será, nunca apago la radio.
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