martes, 26 de junio de 2012

Reflexiones de periodismo musical

He entrevistado a Manolo Fernández, director del programa Toma Uno de Radio 3, Julio Ruíz de Disco Grande, también de Radio 3 y Juan Claudio Cifuentes, más conocido como Cifu, de los programas Jazz porque sí de Radio Clásica y A Todo Jazz de Radio 3.

Llevan ya superados 40 años de carrera en la radio musical. Su concepto de hacer radio musical es distinta a la de otras cadenas comerciales, su idea de pinchadiscos es muy distinta a como la entendemos ahora, y sobre todo defienden que por encima de una formación periodística, tiene que ir por delante inevitablemente la pasión por la música.

A raíz del Trabajo Fin de Máster, he elaborado este pequeño reportaje que trata de condensar las conversaciones que tuve con ellos. 

Otro día pondré una segunda parte porque se dijo mucho y muy interesante.

miércoles, 20 de junio de 2012

La música clásica negra, JAZZ

Nina Simone decía que el jazz era la música clásica de los negros.
Una mezcla de tradición occidental y cultura afroamericana. La música jazz, que ha inspirado a las letras en autores como Julio Cortázar y Haruki Murakami, es una música para improvisar, como en la vida misma. Agradecida además con otros estilos, el jazz es la música para ir hacia adelante.

domingo, 10 de junio de 2012

Un relato intenso

Sus rodillas soleadas emergieron en la penumbra, temblorosas, cubiertas de una fina película de sudor y de pasmo: ha visto su hermosa y rebelde cabeza inclinada fervorosamente, buceando en tinieblas, hasta posar la frente en una piel abrasada ya no por el estúpido sol de las playas patrimoniales, sino por el deseo. Para él, en cambio, recorrer con los labios aquel joven cuerpo bronceado, aprenderlo de memoria con los ojos cerrados, significaba además sentir el gusto de la sal en la boca, violar el impenetrable secreto de un sol desconocido, de una colección de cromos rutilantes y luminosos nunca pegados al álbum de la vida.

                                                     pag. 54/55 "Últimas tardes con Teresa" de Juan Marsé

viernes, 1 de junio de 2012

Confieso que eliminé una vida


Sí. Lo confieso. Y no. No me siento orgullosa. Tampoco avergonzada. No les voy a engañar. Soy muy mayor ya para este tipo de juegos.
Me llamo Bonnie. Sí, como los asesinos Bonnie y Clyde. Irónico ¿verdad?
Tengo ya muchos años. Sería insultante precisar exactamente cuantos, digamos que los suficientes para que me haya ganado una muerte de cáncer de pulmón.
He fumado mucho todos estos años. Al final todo estaba escrito. Fumo mucho, duermo poco. Se podría decir que la conciencia nerviosa me persigue.
Pero no me arrepiento. Confieso que he matado. He quitado a alguien de este mundo. Le he eliminado por completo. Como el humo del cigarro. Pueden entenderlo como quieran, al final el resultado es que hay una persona menos en el mundo.
No valía la pena lamentarse. Quería morir. Ni siquiera considero que estuviese vivo antes de llegar yo.
Ciertas personas piden a gritos acabar con toda esta parafernalia que es la vida.
Tommy buscaba la muerte como un caribeño agua en el desierto.
Nunca supo qué hacer. Nunca supo adónde ir. Y bueno, esto tampoco lo tomen al pie de la letra pero... nunca supo amarme.
Y eso es lo que pasa. Uno no sabe nada de nada. No aporta nada. Y yo era más feliz con su muerte. Al fin y al cabo, les vuelvo a repetir. Estaba practicamente muerto.
Confieso que eliminé una vida. Y con ella quité muchos problemas, incertidumbre, contaminación.
Soy fría en mis palabras lo sé. Nunca he sabido ser de otra manera. Cuando conocí a Tommy le amé tanto que sabía que cuando ya no pudiéramos estar juntos, tendría que matarle para quedarme tranquila.
A fin de cuentas, el tabaco estaba perdiendo su función.
Apagué el cigarrillo y lo sustituí por un revolver.
Al menos Tommy iba a tener una muerte rápida.
Eso sí. Hicimos el amor antes. Como el primer día.
Palpó la pistola entre mis muslos. Y no sé qué penso, pero sonrió.
Yo le devolví la sonrisa.
Su aprobación.
"Bonnie, dónde has estado todo este tiempo"
Confieso que le maté.
Pero murió con una sonrisa.
La primera de toda su vida.