lunes, 9 de septiembre de 2013

La vuelta a la cola

Si no llega a ser por la pantalla con las letras y los números de los turnos, cualquiera podría haber pensado que estaba en un hospital. La luz blanca se refleja de la misma manera sobre el azulejo pseudo blanco de la oficina. La diferencia entre un hospital y una oficina del paro, es que el suelo del hospital está limpio y el de empleo, aún están tramitando quién se queda el trabajo de la mopa.

Por lo demás, el silencio es el mismo. El leve murmullo es solo el conjunto de los resoplidos de quien tiene 36 personas delante. Uno sabe que ha perdido toda la mañana cuando llega. Hay solo un tercio de los asientos para acoger a los que acuden cada mañana, de modo que la mayoría esperan de pie o en la calle, apoyados en el cristal, que la rutina también ha decidido dejar de limpiar.

Los números pasan pero parece que solo para quien va a renovar una demanda. El que se inscribe nuevo debe saber que se quedará hasta las 14 horas. No más. Porque dejaron de repartir números a las 10:30, por aquello de que no se acumule el trabajo.

Todos volvemos al cole. O a la cola. (¿Femenino de cole?) Lo mismo da. Los nervios frente a lo desconocido son los mismos. La cola avanzará despacio y será una vuelta tediosa.

Por eso es bueno tener libros, papel y boli a mano. Todos volvemos al cole de una u otra manera.


1 comentario:

Angela dijo...

Ánimo, va a ser por poco tiempo, estoy segura.