miércoles, 14 de abril de 2010

Hay una luz


El sol está atrapado por la nube. Sin embargo sus rayos burlan la barrera y le ponen una corona de oro sobre el azul.

Parece como aquella mujer. Atrapada en el mundo con sus rayos asomando y tocándonos a su alrededor. Yace tranquila, con manta y libro en un cesped húmedo y el lago de agua cristalina en el centro. El agua salpica a la derecha con el viento que empuja a la fuente. Los rostros de cada uno lo agradecen o lo maldicen.


Ella tiene medio vestido mojado.


Su pelo castaño volando, parecen pájaros saliendo en libertad.


Como si el cuerpo no fuese nada.


Como si nosotros, los de verdad, estamos dentro, en un cuerpo del que sentirnos más o menos orgullosos.


Yo la miro así, como alguien bella e interesante.


Ella está escapando, y si yo espero demasiado, puede que cuando llegue a alcanzarla, ella ya se haya ido, a buscar otro cuerpo, otro lago, u otro cielo.

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