Ahí es cuando me lo creí todo. Las
sábanas eran suaves, la música era triste pero decía que me ibas a cuidar toda
la vida. Me hacías café y me abrazabas cuando me asomaba al balcón para dar al
sol los buenos días.
Pero ya ves. Las canciones no
eran lo mismo para ti que para mi. A mi la música me salvaba, a ti te atrapaba
en la nube negra de tu espalda.
Lo que nos pasó fue que yo era la
alegría que necesitabas y tu la oscuridad de la que aprendería. Aprender a que
caminar juntos es dar pasos levantando el pie, sin arrastrarlo. A que había que
comprar azúcar porque a mi el café no me gustaba tan amargo como a ti. A que
las palabras tendrían sus consecuencias si no eran verdad, y tendrían otras
peores si además eran mentiras.
Caminar juntos era encontrar el
equilibrio, porque yo era baja y tú alto. Cuando ibas en bicicleta, era
llevarla en la mano, hasta que yo volvía a irme por unas horas. Pero en esas
horas seguías estando, tus demonios me escribían justo ese día que yo por fin
tuve un smartphone. Me presionaron a entender la tecnología de la peor manera.
Para quitarle hierro al asunto,
intenté pedirte que volvieras a tocar. La música era el único rato que veía lo
bueno de ti… y dijiste que no.
Volviste a levantarte una mañana,
a preparar café, a encender el equipo, y pusiste esa canción que hacía tiempo
era mi tono de llamada. Pero ese día no me asomé al balcón, hacía frío, y esa
nube negra que tenías en la espalda, ahora estaba encima de mí.
Yo solo esperaba que luego
saliera el arcoiris.
NOTA: Este texto surge de la inspiración que me dio David García con este tema titulado "Nada"
1 comentario:
Al final me va a gustar más tu texto que el mío!
;)
D
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