Me encantan los libros delgados. No discrimino 500 páginas. Pero me gusta más agarrar con firmeza uno de 140. Casi nos podemos creer que en muchas menos hojas nos van a contar mucho más, que el autor no tendrá tanto espacio para divagar, y que además le hará un favor a la naturaleza, no desperdiciando tantas hojas para tan a veces dudosa calidad.
Me canso de bestsellers y de historias repetitivas, de análisis sin visión, y de experiencias personales demasiado generalizadas. Puede que me sienta atraída por la delgadez de una hoja, en mi ilusión a que los libros pequeños, tengan mucho más que aportar, y menos tiempo que ocuparme, para que lo bueno se genere rápido, y lo malo se acabe con la misma agilidad.
Me canso de bestsellers y de historias repetitivas, de análisis sin visión, y de experiencias personales demasiado generalizadas. Puede que me sienta atraída por la delgadez de una hoja, en mi ilusión a que los libros pequeños, tengan mucho más que aportar, y menos tiempo que ocuparme, para que lo bueno se genere rápido, y lo malo se acabe con la misma agilidad.
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