Dos dedos sostienen un cigarro meditado.
Y los oídos alteran el ruido de fondo.
Los ojos se entregan al descanso.
El olfato retiene el olor del sándalo en la piel.
Y la boca traduce lo que la soberana intuición piensa de ese momento.
Y justo así, se convirtió en mágico.
1 comentario:
me da miedo cuando aciertas!
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