Fomento avisa de que si usamos servicios como
Uber o
Bla BlaCar, podemos ser multados. Las sanciones van desde los 600 euros hasta los
18.000 euros. Todo esto después de que desde hace tiempo, varias compañías de
autobús y el gremio del taxi, presentaran sus quejas y anunciaran una huelga
para mañana.
La Unión Europea,
de la que tantas veces España parece estar fuera en cada no ejemplo que da, o
en las comparaciones que no interesan, se mantiene tolerante con estos
servicios a pesar de que también hay gritos en contra.
España da sus motivos para no apoyar el transporte
compartido:
El transporte de viajeros por cuenta ajena en un
turismo particular, a cambio de una retribución económica como es el caso,
va en contra de la Ley de Ordenación de los
Transportes Terrestres. Una de esas leyes que no sabes que existen hasta que
surgen estas cosas.
Los taxistas añaden que
los conductores no pagan los
correspondientes impuestos de la actividad económica.
Falta de seguridad. Como viene siendo habitual en el
transporte rodado, en estos servicios no se controla la calidad ni las medidas de
seguridad para el usuario, tales como descanso del conductor o límite de
velocidad.
No existe el seguro en caso de accidente, o eso dice la Federación del Taxi, ya
que aún no se sabe si los seguros responderían ante un accidente cuyos
implicados ni se conocen…
La guerra está servida porque lo ilegal siempre surge de una
necesidad. Los usuarios creen que los precios de taxi y autobús se disparan y
por eso necesitan alternativas que les reduzcan los costes. Las empresas de bus
y taxi no reducen sus costes quizá por cubrir los gastos de impuestos que ellos
sí pagan. Y así se crea una pescadilla que se muerde la cola.
La solución… vendo boli Bic, y te llevo a Benálmádena por 20
euros. Por el camino podemos contarnos la vida, para que cuando nos pillen
parezca que nos conocemos. Porque entre amigos, irnos juntos de vacaciones no
es ilegal.
Todavía.