Unas lágrimas secas encontré en mi bolsillo.
Las miré durante un tiempo suficiente, para arrepentirme de haberlas recogido.
No debían estar aquí.
Pensé haberme deshecho de las lágrimas que realmente no merecían haber conocido el mundo.
Inofensivas e indefensas.
Derramadas demasiado tiempo y en vano.
En un paraíso extraño que aún no comprendían.
Trajeron de nuevo el miedo y la duda.
Las oportunidades de los errores repensados.
Y el riesgo de volver a equivocarnos.
Aunque las lágrimas secas se parten en trozos cuando salen de nuevo.
Ya nunca se llora igual cuando parecen oler el mismo plato.
De vez en cuando guardo las lágrimas, para encontrarlas en los bolsillos.
En otro momento.
Con otro humor.
Y otra fuerza.
Las miré durante un tiempo suficiente, decía.
Al arrepentirme hice lo correcto.
Las tiré por detrás de mis pasos.
No quisiera andar de nuevo por lágrimas quebradas.
Quizá en otro momento.
Con otro humor.
Y otra fuerza.
viernes, 27 de abril de 2012
sábado, 21 de abril de 2012
El Humor y la Risa
La risa es terapéutica. La necesidad de reírse nos viene del sufrimiento y la tragedia.
Tres humoristas: Quique Macías, Juan Solo y Moncho Borrajo, hacen una reflexión sobre el arte de hacer reír.
Verónica Macedo, una payasa terapéutica, nos cuenta cómo es el trabajo de hacer reír y olvidar a un niño.
Tres humoristas: Quique Macías, Juan Solo y Moncho Borrajo, hacen una reflexión sobre el arte de hacer reír.
Verónica Macedo, una payasa terapéutica, nos cuenta cómo es el trabajo de hacer reír y olvidar a un niño.
martes, 10 de abril de 2012
Body, Mind and Soul
No quiero hablar por mí. Le cedo la palabra a mi cuerpo.
Siempre he pensado que él hablaba mejor.
Desde pequeña he fruncido el ceño, ahora me da el sol, y se me quedan esas rayitas sin teñir.
También he saltado de rabia por no poder atarme los cordones como una niña normal.
He girado sobre mí misma si algo me gustaba.
Y he escupido lo que no.
He llorado para lo bueno, y para lo malo.
Sí, también he llorado con esas películas malas que tienes en tu cabeza.
Y con más cosas que no voy a reconocer.
He levantado la mano para reconocer mi sabiduría.
Y mi ignorancia también.
Cuando empecé a sentir amor, no me hizo falta verbalizarlo.
Cuando encontré en el baile una forma de expresión, me dejé la piel en el terreno. Literalmente.
Pero entonces dejé el cuerpo por la voz.
Empecé a cantar. El Blues en Jam Session en la ciudad noruega de Bergen, me llevaron al Gospel en Madrid.
Y de la canción, a la parte más sublime de la voz: la palabra.
He dejado al cuerpo encerrado en una pecera de radio.
Pero es tan impetuoso que está llevando más lejos de lo que yo pensaba las palabras, la voz.
Cuerpo, mente y alma. Empujan muy fuerte a las palabras. Que hablaron desde hace algunos años aquí, en este blog por encima del arcoiris.
Siempre he pensado que él hablaba mejor.
Desde pequeña he fruncido el ceño, ahora me da el sol, y se me quedan esas rayitas sin teñir.
También he saltado de rabia por no poder atarme los cordones como una niña normal.
He girado sobre mí misma si algo me gustaba.
Y he escupido lo que no.
He llorado para lo bueno, y para lo malo.
Sí, también he llorado con esas películas malas que tienes en tu cabeza.
Y con más cosas que no voy a reconocer.
He levantado la mano para reconocer mi sabiduría.
Y mi ignorancia también.
Cuando empecé a sentir amor, no me hizo falta verbalizarlo.
Cuando encontré en el baile una forma de expresión, me dejé la piel en el terreno. Literalmente.
Pero entonces dejé el cuerpo por la voz.
Empecé a cantar. El Blues en Jam Session en la ciudad noruega de Bergen, me llevaron al Gospel en Madrid.
Y de la canción, a la parte más sublime de la voz: la palabra.
He dejado al cuerpo encerrado en una pecera de radio.
Pero es tan impetuoso que está llevando más lejos de lo que yo pensaba las palabras, la voz.
Cuerpo, mente y alma. Empujan muy fuerte a las palabras. Que hablaron desde hace algunos años aquí, en este blog por encima del arcoiris.
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