martes, 29 de enero de 2013

Manos eléctricas

¿Puede ser posible que haya algo eléctrico en la punta de los dedos?
¿Qué se extienda a las manos, y que nadie comprenda de dónde viene?
¿Puede ser posible que un beso, de un instante casi olvidado, pueda generar energía en el corazón?
¿Puede el ser humano, dejarse empujar por las descargas eléctricas, sin conocer de dónde vienen, sin intentar defenderse, y sin plantearse que si se acercan por segunda vez a las manos eléctricas, pueden recibir una nueva descarga?

...Quisiera que me respondiese el de las manos eléctricas...

Pero no sabe que las tiene.

martes, 22 de enero de 2013

El olor de la piel

Me pregunto si tu piel seguirá oliendo igual cuando deje de inspirar con los ojos cerrados. Igual un día ya no huele igual. O deja de oler. Hace tiempo que no me llegan las yemas de los dedos para tocarla. O quizá tú estás más lejos. Me conformo con el aire y el dibujo que consigo cuando miro hacia donde solías estar tú. Me pregunto eso y si sabré vivir de una manera diferente a como la tenía planeada.

Hoy siento el aire cuando camino. Antes me protegías de él. Mi mano no necesitaba los guantes que me compré anteayer. Y mi corazón no estaba haciendo tantas salidas nocturnas a la puerta de tu casa. He insistido mucho en que olvide y sepa quererte en la distancia, pero ¿qué poder tengo yo sobre lo que me da la vida a mí?

Ahora parece que el cielo se cae cada vez que salgo del trabajo, como otro día de fracaso, por no saber estar bien, o por no saber volver al punto de inicio donde estaba cuando aún no te conocía. Las gotas de lluvia mojan con mal humor, se pegan al cristal de las gafas, y pretenden que cambie de opinión.

Que tú no eres nadie. Que no me quieres y que no te preocupas por lo que pueda pasarme. Que el olor no es nada, si no puedo tocarte.

sábado, 5 de enero de 2013

El camino

Esta noche el camino de todos los días ha sido el camino más largo del mundo. Mis pies eran de plomo, mi pelo no me protegía del viento, y mis ojos hinchados aguantaban hasta llegar a casa para explotar. El dolor no se si fue empezar o terminar. Era la primera vez que luchaba por andar hacia un lugar, donde precisamente esa noche no quería ir. Donde mi cabeza dominaba, y mi corazón, había perdido su aguante. Y se encuentra en algún lugar, mientras yo le suplico que recorra el camino de todos los días, y vuelva a casa.