lunes, 24 de enero de 2011

Crear una mujer


La mujer de mi cabeza es de apariencia frágil hasta que pronuncia una palabra. Camina con paso seguro sin mirar hacia abajo. Una mujer que recoge la esencia de los momentos en todas sus experiencias. Una mujer que aprende constantemente a hacer todo mejor de lo que ya lo hace. Trabajadora. Provocadora. Excitante.

Su pelo ondea con el viento, en sincronía. Puede llevar una falda, unos pantalones, un talle alto o toda la atención en las caderas. Ya no enseña apenas su escote. Eso ha pasado a las princesas del pueblo. Ella es urbana. Y sabe cómo pisar en las rejillas del metro en el suelo.

Se desvive por todo lo que hace y le da igual despeinarse. Le influyen todas las décadas de la moda, mezcla lo griego con lo oriental, lo femenino con lo andrógino, juega a los contrastes.

Es una chica funcional y básica, aunque en las ocasiones especiales pretende ser la más estrambótica. Profundiza su mirada y milloniza las pestañas. Su carmín es rojo, en muchas ocasiones igual que los zapatos.

Confundirá a la gente cuando vean que su calzado no respeta ninguna línea. Cuando vean que su actitud y versátilidad es mucha más de la que cabía esperar.

Le encanta que la miren y que debajo del pie de foto, todos coincidan, brilla tanto que eres incapaz de ver con claridad quién es realmente.

martes, 18 de enero de 2011

Andando hacia la muerte


Un día, se declara el fin del mundo. El desastre. Los días ya no se viven con libertad, las noches no se duermen profundas. Un día el mundo te arrebata todo. El primer día que ocurrió parecía un desastre con esperanza a ser controlado.
Hoy está llegando a un punto en que ni siquiera los vivos parecen ser normales. La demencia se pasea con los días, desesperada y sin control.

Los seres humanos resucitan en forma de zombies, pero se llevan todo lo que un día fueron. Y lo más sorprendente es que toda esa catástrofe resulta no servir para nada.
Cuando no queden humanos que puedan comer, se desesperarán y tendrán su segunda muerte anunciada, y el mundo quedará desierto, quejándose del cambio climático a nadie y recuperando sus pulmones, para vivir por fin en paz.
Quizá es un apocalipsis un poco fantástico, pero la realidad tiene un trasfondo muy parecido al mundo zombie.

Los hombres matan a hombres.
Y de manera más o menos valiente, todo el mundo espera para morir.