viernes, 24 de julio de 2009

Caseta de ocio


Se es feliz con muy poco. Al menos yo no necesito más que a dos o tres personas que "hagan mi día". Comida, música, cesped, charlas de viajes, escapadas, expediciones o cualquier movimiento de piernas que lleve a algún lado. Andar, y mucho, que sí, es sano cuando no hay cuñas de por medio. Madrid es realmente bonito pero también esta lleno de locos y tomadores de pelo, pero nosotras nos defendemos bien porque tenemos uñas, dientes y mucho pelo en la cabeza.
La noche lleva al día, y eso que parecía que sólo ibamos a tomar algo de tranqui. Nunca crean eso en boca del grupo de mujeres con el que me junto.
Ya lo dicen por ahí, las mujeres somos malas.
Pero hoy lo que estaba malo era el vodka según Maria Anna, la sangría según Angela. La Cocacola estaba estupenda, qué suerte tengo, esto de ser abstemia está lleno de ventajas.
Los italianos dicen que no somos españolas. Sencillamente porque no somos tontas. Gracias chicos. Seguid pasándolo bien en El Trece.
Yo es que de afters no sé nada, de calles un poco más, pero es que las calles en Madrid están complicadas, han cortado medio centro, ya no sé qué camino tomar.
Habría muchas más cosas que decir de esta noche. Pero no tienen repercusión en mi vida, con lo cual no interesan demasiado.
Bueno sí, él tenía novia. Probablemente viva con ella. Lástima, era rarisimo, callado y con un morbazo en sus movimientos pélvicos que le convirtieron en el chico siempre recordado, pero no siempre todo se sirve en bandeja.
De echo yo ceno en el sofá, con el plato en mis rodillas.

domingo, 12 de julio de 2009

El fuego tierno


Provocando el fuego que la lluvia de junio, o el aire, o debo decir el tiempo, apaga poco a poco a regañadientes, arrastrando los pies sobre el suelo porque no quiere irse.
Muchas veces me he enfadado y muchas veces he suspirado mientras tu silencio me ardía por el fuego que provocabas o eras. Siempre dudé de su intensidad, pero en realidad intentaba no quemarme demasiado. Solo el pan me gusta bien hecho.
Todo lo hicimos y poco nos dijimos. No hacía falta o no debíamos saberlo.
Detrás de las llamas la cara me abrasa, cuando te miro y tu no me abrazas. Porque ya no puedo revolverme en tu cama, coger tu mano, enredarme en tus piernas, y rozar con mi aliento tus labios, manteniendo la mirada.
En la vida no me falta de nada. Ni siquiera el pequeño sufrimiento de arderme en tu fuego desde lejos, mientras te echo de menos y el calor lejano que grita de lejos.

martes, 7 de julio de 2009

El golpe

La vida es demasiado aburrida para dejar que pulule por ahí. Necesita un guía para que vaya por el camino correcto. No todo lo que viene se serie es realmente util, y hace tiempo que llevo planteándome si finalmente merece que le demos un golpe.
No sé, algo no le fluye a la vida, y a veces nuestro Superman interior siente que hay que hacer algo.
Ayer yo le dí un pequeño empujón, porque creo que empezaba a estancarse, a preocuparse. No me gusta ver a la vida así, es una expresión que no le favorece nada.

Decía Tácito que en el riesgo hay esperanza. Lleva Tácito dando la tabarra años, no puedo ignorarle todo el rato. Nunca se me dio bien mirar para otro lado cuando quiero ir de frente. Y el tío se empeña, y me deja vía libre, pues qué remedio. Le echaré la culpa a él y seré Bart Simpsom por un día diciendo que yo no he sido.

O diré como Merche y Maria Anna : Tiro la mano y escondo la piedra.

Pero disimularé de momento si mi cara me lo permite. Lo siento por el empujón Vida mía, pero hay que espabilar.